sábado, 28 de noviembre de 2009

36 - Quien sos vos?

Tocan a la puerta. Ingresa Claudio, aunque por un instante, una milésima de segundo, es a Gabriel a quien veo cruzar el umbral. Cierro los ojos, los vuelvo a abrir sólo para comprobar que no es otro que Claudio a quien tengo delante mío, a punto de sentarse en el sillón. Me quedo sorprendido y me pregunto porqué habré percibido la imagen de Gabriel?

Intento retomar la sesión con Claudio desde nuestra última charla, pero me es casi imposible focalizarme. Algo me está ocurriendo y no se qué puede ser? Claudio menciona a Mercedes. Acaso era su hermana? Debo revisar mis notas... pero, donde están mis notas? siempre las llevo en una carpeta conmigo, sin embargo hoy no veo esa carpeta. Me pongo de pie y empiezo a revisar entre los papeles de mi escritorio si está allí la carpeta, sin darme cuenta que con este movimiento interrumpo lo que Claudio venía diciendo y sobre lo que no tengo el menor registro en la memoria.

- Le pasa algo, doctor? - me dice Claudio
- Que me dijo? - le pregunto girando sobre mi eje rápidamente
- Le preguntaba si le pasaba algo - me repite Claudio
- Pero... usted dijo algo más Claudio, me llamó de una forma...
- No licenciado, no recuerdo haberlo llamado de alguna forma en particular
- Usted me llamó "doctor", Claudio
- Le aseguro que no licenciado, es usted doctor también?
- No, no, para nada. Pero tengo una paciente que no puede evitar llamarme doctor, por mas que le diga que no me llame así, y por un momento me pareció escucharle a usted decirme doctor y quedé un poco confundido. No me haga caso; me estaba usted diciendo... - y le hago un ademán para que continúe mientras trato de encontrar esas notas sobre el escritorio.

Me doy por vencido, regreso a mi sillón y con mi mejor cara trato de seguirle el hilo a lo que Fernando me está diciendo. Fernando? Si hace menos de un minuto lo tenía a Claudio sentado frente a mi, le di la espalda para buscar mi carpeta de notas y al volverme me encuentro con Fernando. Que me está pasando?

- Perdoname Fernando - le interrumpo y busco la forma mas conveniente de preguntarle - Mi reloj no funciona bien, cuanto tiempo llevamos juntos ya hoy?
- Poco mas de media hora, licenciado
- Claro, tiene razón - miento - continúe

Trate de focalizarme unos minutos más en lo que Fernando me estaba diciendo, aunque fue una tarea casi imposible. Quería ordenar mis propios pensamientos, necesitaba pensar en lo que me estaba ocurriendo ese día. Esperé un momento adecuado para despedir a Fernando.

- Excelente Fernando, vamos progresando. Continuemos desde acá en nuestro próximo encuentro. - me levanto y lo acompaño hasta la puerta. Al quedar sólo me siento aliviado, necesito entender que me está sucediendo. Camino hacia la ventana para poder mirar el jardín y tratar de pensar en lo que me está pasando cuando de repente siento una voz femenina. Me sorprendo, giró 180 grados y veo a Susana sentada en el sillón

- Buenos tardes doctor. Vio que lindo día hizo hoy? Usted debería salir un poco... No se aburre de estar todo el día acá atendiendo? Debería tener un poco más de vida propia. Me imagino como debe tener la cabeza, escuchando todo el día las cosas que les decimos sus pacientes. Si son todos como yo... no me quiero imaginar como debe tener la cabeza. Debería salir y tomar un poco de aire... Y mire su habitación... es muy triste. Acá le hace falta un pequeño toque femenino. Voy a ver de conseguirle un florerito y le voy a traer alguna flor del jardín para darle un toque de alegría... no quiere que le acomode un poco los libros de esa estantería mientras hablamos? Puedo hacer ambas cosas, y no sería una molestia para mi... Le gusta como me até el pelo? Necesitaba un cambio. Cuando salga de acá me pienso internar en un spa... ay, miré que gracioso, salir de estar internada en un psiquiátrico para internarme en un spa. Que risa... Pero sí, necesito darle un mantenimiento integral a este cuerpo. Quien dice, por allí me animo y me hago una lipo o me pongo tetas... soy joven aun y estoy a tiempo. Además, hay uno de los enfermeros que he notado que me mira. Tan mal se ve que no estoy.
- Susana, nosotros esta conversación ya la tuvimos

- Cómo dice? Doctor
- Esto mismo que usted acaba de decirme, ya me lo había dicho la última vez que nos vimos
- Doctor, eso es imposible. Se siente usted bien?
- Para serle franco, no, Susana, preferiría sentarme y descansar, podemos suspender nuestro encuentro de hoy? - le pido
- Sí doctor, por supuesto, espero se mejore. No necesita que le llame a una de las enfermeras? que le pida un tecito?
- No Susana, déjeme solo, nada mas.

Nuevamente me acerco hasta la puerta y despido a uno de mis pacientes. Al cerrarla, apoyo mi frente sobre el marco de la puerta, tratando de organizar mis ideas, cierro los ojos.

- Un día jodido, no? - me dice una voz desde el fondo de la habitación, una voz familiar.

Volteo rápidamente para encontrarme parado, en el centro de la habitación, al mismísimo Gabriel.

- Gabriel, vos no deberías estar acá - le digo - te dimos el alta hace mas de una semana
- Sí, es cierto. Pero no fue hace una semana, el alta me la dio hace ocho años, no lo recuerda? aunque, para ser sincero, jamás me fui - me dice con una sonrisa
- Quién sos vos? - le pregunto
- Eso te lo deberías estar preguntando vos mismo. - me contesta Gabriel - Quien sos vos?

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