sábado, 14 de noviembre de 2009

32 - Por eso debía tomar toda la sopa

Fernando llega y lo invito a tomar asiento. Me alegro internamente que haya regresado, aunque trato de no poner esto de manifiesto.

- Fernando, en nuestro último encuentro te fuiste abruptamente, enojado. Que te pasó?
- Licenciado, le voy a ser franco. No me siento bien en este tratamiento. No veo que estemos avanzando, me parece una pérdida de tiempo para ambos. hable con el Dr. Gonzalez y le pedí que me cambiaran de terapeuta, pero él opina que debería intentar continuar con usted, que un cambio sería un retroceso y atrasaría mi alta; así que como me quiero ir de acá lo antes posible, vine; pero le aseguro, no me parece que analizando a mi madre o a su pareja vayamos a poder avanzar en resolver lo mío.
- Fernando, yo tampoco creo que sea bueno para tu evolución un cambio de terapeuta a esta altura; de hecho me lo plantearon y opine igual que el Dr. Gonzalez, pero al contrario de lo que pensás, creo que hemos avanzado bastante en nuestro trabajo en conjunto. Decime, qué te ha molestado en particular? así vemos la forma de evitar que te vuelva a afectar - le digo, tratando de encontrar una alternativa de abordaje
- Eso... que perdamos tiempo hablando de mi vieja y de Ricardo, si llevan una vida sexual o no, no me interesa ese tema.
- Entiendo. Y te interesa la felicidad de tu madre?
- Por supuesto.
- Aun cuando esta felicidad la obtenga al estar al lado de alguien como Ricardo?
- Podemos cambiar de tema? - dice mientras noto que se ha puesto tenso otra vez
- Esta bien - me doy por vencido por ahora - decime, con respecto a tu propia sexualidad, te sentís satisfecho?
- Creo que nadie podría decir que se siente satisfecho con la cantidad de sexo que tiene. No en mi caso al menos. Si lo hiciera 5 o 6 veces al día, sí diría que estoy satisfecho.
- No me refería sólo a la frecuencia. Me refería a la sexualidad como algo mas global.
- Entiendo. - hace una pausa y piensa - Sí, me hubiera gustado venir mejor equipado.
- Un pene más grande?
- Por supuesto. Como el de mi primo Julián.
- Tu primo? Se comparaban los penes vos y tu primo?
- No. Ni en pedo. Que cree, que somos putos? Julián es el hijo de mi tía Olga, la hermana de mamá. Somos casi de la misma edad. Cuando eramos chicos, mi vieja y mi tía siempre hablaban entre ellas y nos comparaban en altura, talle de ropa, calificaciones en la escuela y en el tamaño del pito también. Mi vieja me decía que yo tenía el pene mucho mas chico que el de Julián y que por eso debía tomar toda la sopa, que si no la tomaba se me iba a quedar el pitito chiquitito.
- Y vos le creías eso?
- Cuando era chico sí lo creía. Son esas cosas que usan las madres para que los nenes coman todo. Jajaja. Cosas que dicen las madres... que el pito se te iba a quedar chico o que se te iba a caer. Cuando creces te das cuenta que no es mas que una versión modificada del "coco" o del "hombre de la bolsa".
- Pero en tu caso, se cumplió. Vos dijiste que tenés un pene más chico que el de tu primo. Como te sentís con eso?
- Para lo que le puede servir a Julián tener una tremenda tararira entre las piernas... Si es un pelotudo. Un pollerudo de su mujer. Mucha pija al pedo. Prefiero tenerla chiquita y cumplidora. Aunque un par de centímetros adicionales no me vendrían nada mal. No se si me entiende?
- Fernando,en la última sesión me comentaste que parte de tus planes eran que al casarte te irías a vivir con tu esposa a la casa de tu madre. A este respecto, vos lo hablaste con ella?
- Sí. A veces la vieja se ponía pesada y me preguntaba por que no me ponía de novio, esas cosas. Yo la tranquilizaba diciéndole que el día que encontrara una mujer que valiera la pena completamente, ese día se la iba a presentar a ella y me iba a poner de novio, y luego, cuando yo me casara, viviríamos los tres juntos.
- Ella estaba de acuerdo?
- No mucho, me decía que no quería ser un estorbo, y esas cosas.
- Fernando, y esa mujer que "valiera la pena", cómo debería ser?
- Una mujer simple, de su casa. No quiero una profesional, sino alguien que se preocupe más por cuidar de los hijos, tener la casa ordenada, la cena para su marido y los chicos.

Me sentí tentado de decirle a Fernando que acababa de esbozar a su propia madre en esa descripción, pero no quiero exponerme a generar un nuevo enojo en él, al menos por hoy. Sutilmente le hago otra pregunta.

- Conoces a alguien así?
- De mi edad, no. - Me dice después de reflexionar - Mi tía Olga por ejemplo, es así.
- Tu tía Olga... Bueno Fernando, dejemos por hoy acá. Me alegra que hayas pensado en retomar. Cualquier inconveniente que pueda surgir, sentite libre de hablarlo conmigo para ver de encontrarle una solución. Nos vemos el viernes? - le digo y me despido de él caminando hacia la puerta

1 comentario:

Julia dijo...

"Cuando creces te das cuenta que no es mas que una versión modificada del "coco" o del "hombre de la bolsa"".
Me encantó!!!