domingo, 8 de noviembre de 2009

27 - Mejor hija, así no te viene a joder a vos

- Doctor, cómo pudo pasar que haya olvidado eso? Está bien, fue hace más de 36 años, pero no es que me olvidé de algo cotidiano, olvidé que tuve un aborto.
- Susana, en ocasiones bloqueamos eventos traumáticos de nuestro pasado, para tratar de seguir adelante con nuestras vidas. En su caso, este evento, es obvio que le generó una cuota de stress que en su momento no pudo manejar y lo bloqueó, lo guardo en un archivo, digamos, lejos del alcance, el recuerdo en sí dejo de estar presente y usted pudo seguir con su vida, me entiende?
- Mas o menos, doctor. Lo que sí, he estado recordando cosas desde el otro día. Mamá por ejemplo, se pasaba los días diciéndome lo mala hija que había sido, por no haber hecho caso de sus consejos, y que esperaba que no se enterara mi papá, por que se moría "ahí sí, a tu papá le da un infarto" repetía una y otra vez; y papá tuvo un infarto a los pocos meses y se murió. Recuerdo haber llorado en mi habitación muchas noches, con la sospecha que él, de alguna forma, se había enterado de lo que me pasó y que por eso había muerto.
- Ve. Este otro evento, el suponer que sus acciones pudieron derivar en el infarto de su padre, muy bien pudieron desencadenar el bloqueo al evento de sus relaciones sexuales con Rubén y su posterior aborto.
- Recuerda mi sueño, doctor?
- Sí, Susana.
- La muñeca, me decía que yo era mala. Lo mismo que me decía mamá.
- Efectivamente
- Y la liebre que era muy bonita, con un lindo pelaje, que se escapaba y yo perseguía, de alguna forma siento que esa liebre era Rubén, o mas bien, el sexo de Rubén, que yo acariciaba y sentía cálido, vivo y que de repente se fue de mi lado, lo echaron y Rubén se fue, nunca más lo vi.
- Los sueños - le expliqué - nos presentan mensajes enmascarados del inconsciente. En algunos casos como este se pueden llegar a entender en poco tiempo; en otros en cambio, pueden pasar años antes de poder entender su mensaje.
- Ese aborto que tuve... - hace un silencio - estoy pensando que tal vez haya sido la causa de que yo no haya podido tener hijos. Puede ser que se me haya lastimado el útero o las trompas? Usted cree eso doctor?
- No lo se, Susana. Sí, es posible que un aborto realizado en condiciones precarias como las que usted describió, pueda haberle generado algún tipo de complicación posterior para quedar embarazada, pero solo es una posibilidad.
- Y yo, culpándolo al Adolfo todos estos años por no haberme podido embarazar. Yo le echaba la culpa. Él se hizo una cantidad de análisis y me decía que su semilla era buena, a lo que yo le contestaba que entonces seguramente no sabía hacerlo bien. Siempre le eché la culpa a él por no haber tenido hijos.
- A usted, le hubiese gustado tener hijos?

Susana hizo un silencio largo. Cuando retomó el diálogo buscó otro tema.

- Sabe - dijo - ahora que lo pienso, yo el sexo con Adolfo nunca lo disfruté. Nunca me sentí como me había sentido con Rubén. No hablo de lo físico, donde sí, Rubén venía mejor equipado que Adolfo, mucho mejor equipado... hablo de como lo hacía. Rubén era fogoso, era tosco, brutal haciendome el amor. Adolfo en cambio, era monótono, lo hacíamos solo de una forma, no me hacía sentir completamente una mujer, y por otra parte, felizmente, terminaba enseguida.
- Felizmente?
- Sí. Con los años, tener sexo con Adolfo me disgustaba. Por eso, cuando lo hacíamos, mientras más rápido él terminara, mejor. De alguna forma creo que me alegré cuando empecé a sospechar que Adolfo tenía una querida, una amante. Me dije a mí misma: "mejor hija, así no te viene a joder a vos". Tiempo después lo confirmé, me dejó y se fue a vivir con esa chica.

Hace un nuevo silencio, el cual respeto y espero a que continúe.

- De alguna forma yo lo aparte de mi lado a Adolfo, me doy cuenta ahora. Nunca le dije lo que sentía cuando hacíamos el amor. Nunca le pedí algo diferente. Siempre lo dejé actuar por su cuenta. Pobre.
- A que se refiere? Porqué le llama "pobre", Susana?
- Por que me doy cuenta que era un buen hombre, que me quiso y al cual yo forcé a irse, al cual no supe hacer feliz y lo que es peor, ni siquiera intenté hacerlo feliz.
- Susana, esto que acaba de decir es muy importante para su recuperación. Usted se da cuenta que ha empezado a hacerse cargo de sus propios errores y fallas? hasta ahora, usted siempre puso la culpa en el otro, en Afolfo, en la chica que se lo robó a usted, en su jefe que la maltrataba, en la gente que le pedía las cosas mal, en la compañía de luz que le cortaba el suministro... Usted no se hacía cargo de nada. Hoy acaba de asumir una cierta responsabilidad en las cosas que pasaron en su relación con Adolfo, se dio cuenta?
- Sí.

Nuevo silencio. Espero prudentemente y decido retomar la pregunta que aún no me contestó.

- Porqué no le hubiese gustado tener hijos, Susana?
- Yo no dije eso, doctor.
- Pero no me contestó, cambió de tema.
- Es que no se que contestarle. Realmente no lo se.
- Piénselo y hablaremos al respecto en nuestro siguiente encuentro.

Hoy Susana mostró muchos cambios. No llamó a la pareja de Adolfo "la pendeja" por ejemplo, sino que la llamó "esa chica". Asumió las culpas de sus acciones. Aceptó haber disfrutado del sexo en algunos casos y no en otros. Hasta hoy, para Susana, el sexo era un sinónimo de algo malo, algo pecaminoso. Hoy conmigo, estuvo una Susana muy diferente a la que vi el primer día. Es un gran avance.

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