Fernando empezó a notar que algo le estaba pasando la semana siguiente a su visita a lo de Ginette. Al principio eran asaltos de ansiedad temporales, los cuales venían en conjunto con palpitaciones, sensación de ahogo o falta de aire; en ocasiones sentía que le subía la presión.
Estos asaltos le aparecían en cualquier momento y lugar. En su casa, en la oficina, en la calle. Por alguna extraña razón dejó de usar el subterráneo y en su lugar tomaba dos colectivos para ir y regresar a la oficina. Dentro del subterráneo sentía calor y que se quedaba sin aire, por lo que una vez debió bajarse a las corridas en una estación intermedia y salir desesperado hasta la calle.
A medida que los días pasaban, estos asaltos se hacían presentes con mayor frecuencia, una, dos o hasta tres veces en un mismo día. Fernando empezó a preocuparse y hasta pensó en visitar a un cardiólogo, ya que el atribuía todos estos síntomas a un problema cardiaco.
Un martes al levantarse para ir a trabajar, Fernando se sintió realmente mal, las palpitaciones no cedían. Dio parte de enfermo y faltó a la oficina. El miércoles la situación fue similar, pero el jueves se agravó, Fernando no podía siquiera levantarse de la cama para ir al baño sin que regresasen los síntomas. Estos desaparecían o se desvanecían en cuanto Fernando retornaba a la calidez de su cama. Llamó al médico a domicilio.
El clínico llegó y lo revisó, pero no encontró ningún inconveniente físico que pudiera estar generando estos eventos, por lo que indicó su internación para observación. Fernando pasó el jueves y viernes en un sanatorio en Observación, le hicieron todos los chequeos posibles sin encontrarle causa clínica a su malestar. El viernes, a última hora, cuando los médicos decidieron darlo de alta y permitirle que regresara a su casa, Fernando colapsó.
La noticia de que regresaría a su soledad y miserias lo devastó y sin saber bien porque, estalló en un llanto desconsolado e imparable. De urgencia los médicos del sanatorio llamaron a un psiquiatra para una interconsulta y éste, luego de analizar el cuadro que Fernando le presentaba y los antecedentes, diagnosticó que Fernando sufría de fuertes ataques de pánico y recomendó su internación en una institución psiquiátrica para evaluación y tratamiento.
La madre de Fernando que esperaba fuera de la habitación quedó impresionada por el diagnóstico. Su hijo no estaba en condiciones psíquicas de siquiera permanecer en un sanatorio común y se hacía imperativo que fuera internado en un psiquiátrico.
sábado, 17 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario