domingo, 18 de octubre de 2009

12 - No estoy loca

Después del almuerzo retomo la rutina. Me quedan dos pacientes mas para el día de hoy. Tomo la bandeja de la comida y la dejo fuera de la habitación, en el pasillo, desde donde la pasaran a buscar, regreso a mi sillón y espero a que llegue Susana, mientras reviso mis anotaciones sobre su caso.

Susana me sorprende ingresando silenciosamente.
- Buenas tardes doctor - me dice cuando ya la tengo frente a mi
- Licenciado, Susana, licenciado. Por favor tome asiento - le señalo el otro sillón - Como se siente hoy?
- Bien.
- Bien, como? Las palabras bien o mal por si mismas no me dicen mucho Susana. - le explico
- Doctor, me siento bien - deberé acostumbrarme a que me llame doctor, es nuestra cuarta sesión y no logro hacer que deje de llamarme por ese título - Que se yo - continúa - estoy cansada de estar acá. Encerrada. No ve que estoy bien? Me tiene que dejar salir. Deme el alta. No estoy loca. Tomé unas copas de mas en una fiesta y después tuve unas pesadillas con arañas. Lo que pasa es, que yo no soporto las arañas desde chiquita. Una vez, cuando tenía seis años, mi primo Francisco me hizo una broma con una araña. Hizo que me caminara por el brazo, y desde ese día les agarré pánico. Mire como se pone la piel de solo recordarlo - y me muestra su brazo.

Así es Susana. Verborrágica. Una catarata de palabras que van de un tema a otro. Trataremos de encausar la sesión.

- Susana, usted y yo sabemos que el motivo de su internación no fueron unas pesadillas, sino fueron alucinaciones que usted sufrió, producto de un síndrome de abstinencia al alcohol. Usted tiene un problema con la bebida, Susana, el cual le está generando complicaciones en diversos índoles de su vida. Recuerde lo que le pasó en la fiesta de fin de año de la empresa. Me gustaría que en lugar de pensar en que usted pueda salir de esta institución, trabajemos antes en resolver los conflictos que a usted la han llevado a refugiarse en el alcohol, para que de ese modo su reinserción en la sociedad tenga un valor agregado para usted misma. Me entiende?
- Doctor, no creo tener un problema con la bebida - me contesta, alterada - Tomo unos tragos, y que? No puedo darme un gusto en la vida acaso? Tomar unos tragos y alegrarme a la noche? Como se supone que debo vivir? triste y amargada? Sabía usted doctor que en la oficina me llaman "la amargada"? Sí, así me llaman. Creen que yo no lo se y se ríen detrás mío, pero yo sí lo se. Se quienes son. Son esas pendejitas, las que tienen las tetas hechas. Las que andan mostrando la minifalda y moviendo el culito de una oficina a otra, tratando de levantarse a los tipos, sin importarles si están casados como Dios manda, sin importarles si le joden la vida a la pobre mujer de ese tipo que se desloma en la casa para atenderlo. Esas; esas son las que me llaman amargada a mí, chiruzitas de morondanga, claro, para ellas es muy fácil, tienen veinte años, tienen buen cuerpo, las mantienen sus papitos. Yo en cambio tengo que valerme por mi sola, por que desde que una chiruzita de esas le hizo la cabeza a Adolfo y este se fue detrás de un culito parado, yo tuve que valerme por mi sola. No veo que tenga de malo que a la noche me den ganas de tomar un par de tragos. No jodo a nadie. Y menos ando levantándome tipos casados. Vamos a ver cuanto le dura la pendejita a Adolfo, hace cinco que viven juntos. Esa, ya debe andar buscando reemplazo, porque Adolfo ya no es un pendejo y para cumplirle debe estar dándole a la pastillita, al viagra, me imagino. Aparte Adolfo no era sexualmente un toro. Seguramente que la chiruzita esa debe tener otro que le cumple, sí, eso debe ser, y el Adolfo la mantiene. Un pelotudo.

Se hace muy difícil tomar un rumbo y tratar un tema con Susana. Vuelvo a intentarlo.

- Susana, intentemos algo. Por favor, piense en algún momento en que usted se haya sentido bien. Tratemos de recordar la última vez en que usted se haya sentido plenamente feliz.
- A ver. Sí. Puede haber sido en el verano del 2000, doctor. Ese verano fuimos con Adolfo a Pinamar y lo pasamos tan bien.
- Que hechos en particular hubieron en ese viaje que hicieron que usted se sintiera tan bien? - me apresure a decir evitando que se explayara un poco más y se perdiera el foco.

- No se, estábamos juntos él y yo. El estaba cariñoso, hablabamos mucho, saliamos a caminar, pareciamos dos jóvenes otra vez, había intimidad entre nosotros, me entiende Doctor?
- Se refiere a que hubo sexo?
- Sí. Tuvimos bastante sexo.
- Bueno Susana, dejemos acá por hoy. Reflexione un poco por favor en lo que acaba de recordar. - Me levanté y le indiqué la puerta


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