domingo, 18 de octubre de 2009

13 - Un sueño recurrente

Mi ultima sesión del día sería con Claudio. Llegó puntual. La imagen que presenta dista bastante de la que presenta en su discurso, la de una persona prolija, organizada un ganador. Hoy en cambio su aspecto es desprolijo, lleva una barba incipiente de tres días sin afeitar, el pelo lacio un poco revuelto, le cuesta mantener la mirada, se lo ve abatido. Iniciamos la sesión.

- Claudio. Como te sentís hoy?
- Cansado, me siento cansado realmente. No logro dormir bien.
- No logras dormir bien porque te despertas o porque no concilias un sueño reparador?
- Me despierto angustiado a media noche, siempre después de un sueño recurrente. Después de despertarme ya no puedo volver a dormir, camino por la habitación, me recuesto en la cama, leo algo. Así me la paso hasta que llega el amanecer.
- Contame un poco sobre ese sueño recurrente - le pido

Claudio se acomoda en el sillón en silencio, recordando su sueño. Como en todo análisis del propio sueño, los pacientes al principio no logran hilvanar las escenas, de alguna forma sienten violentada su intimidad al tener que relatar esas manifestaciones del psiquismo, imágenes desordenadas que carecen de aparente sentido.

- Veamos... Voy manejando un auto muy lujoso, un Porsche creo, descapotable. Voy acompañado de tres hermosísimas mujeres, por una ruta al lado del mar. Como si fuera parte de una película de James Bond. Supongo que debo estar en la riviera francesa, camino a Montecarlo. Nunca estuve allí, pero me imagino como debe ser. Llego hasta un edificio imponente, muy grande, de estilo barroco francés, detengo el auto, viene un valet parking vestido elegantemente, como si fuera un soldado de la guardia de la reina de Inglaterra y camino sobre una alfombra roja muy mullida. Mis pies no se ven de lo alta que es esa alfombra, siento que floto sobre ella. En la entrada de este edificio hay cuatro guardias con el mismo uniforme que el valet parking, y cuando paso, me hacen un saludo militar con sus espadas. Ingreso al edificio, el cual supongo que es el casino de Montecarlo.
- Interesante...
- Las chicas no están ya a mi lado, voy caminando solo. Cada tantos metros me encuentro con grandes puertas espejadas las cuales empujo con mucha fuerza hasta que se abren de par en par. Sigo caminando hasta encontrarme en un gran salón, completamente vacío, salvo que hay una mesa de ruleta en el centro, con algunas personas a su alrededor.

Llegado a este punto, se detiene y me mira, como buscando algún comentario de mi parte. Le hago un ademán para que continúe el relato.

- Cuando llego a la mesa hay una silla esperándome y muchas fichas. Me recuerda una escena de Propuesta Indecente, como si yo fuese Robert Redford a punto de jugar en el casino. Al lado de la silla están nuevamente las tres chicas. Me llaman y me siento con ellas.
- Continúe por favor
- Acá pasan cosas raras. El croupier que hasta ese momento esta de espaldas se voltea. Es mi padre. Pero no me reconoce como a su hijo. Cada vez que lanza la bola me mira a mi, mientras dice "No va mas" con un tono severo. - hace una pausa de algunos segundos - las chicas me recomiendan como debo jugar, una de ellas me dice que juegue todo al 33, la otra me dice que sea cauteloso, que juegue solo algunas fichas y a diferentes números, y la tercera me pide que no arriesgue y que me lleve lo ganado. Al principio le hago caso a la segunda y juego dividido, pero lo raro es que el numero que sale una y otra vez es el mismo, el 33. La primera de las chicas me insiste que juegue todo al 33 y decido hacerle caso. Juego todas las fichas, muchísimas, a ese número, la tercer chica se va de mi lado; asustada por lo que acabo de hacer. Mi padre vuelve a decir "No va mas" y gano. Salió nuevamente el 33. Me dan una ficha enorme como ganancia, dorada, de unos 40 centímetros de largo, y pesada como un lingote de oro. Pero... - se detiene
- Pero que?
- Esta es la parte mas rara del sueño. Por unos parlantes avisan que yo había hecho saltar la banca y que se cerraba el casino. Y veo que el croupier se va empujando un carrito dorado con las fichas no jugadas y con Sofía que llevaba un vestido de novia negro, sentada sobre el carrito, como si fuera un premio mas. Al ver que se llevan a Sofía, me levanto e intento ir detrás de ellos, pero tengo que llevarme la ficha que he ganado, y esta pesa demasiado, me cuesta cargarla. Los demás jugadores de la mesa se ríen a carcajadas de mi esfuerzo inútil por levantar la ficha y correr detrás de Sofía y de mi padre. Ellos cruzan una puerta espejada y esta se cierra. Cuando llego hasta ella, empujo y hago el máximo esfuerzo para abrirla, pero esta puerta no se abre como las anteriores, y yo la golpeo una y otra vez tratando de abrirla. Allí es cuando me despierto.
- Tu sueño tiene elementos muy interesantes Claudio. Vamos a analizarlo por partes. Al principio sos James Bond.
- Sí. Mas parecido a un playboy que a un agente secreto. Auto de lujo, mujeres, paisajes.
- Llegas a ese edificio donde te recibe una guardia real y te saludan militarmente
- En ese momento me siento como si fuera un rey
- Como la reina de Inglaterra, dijiste
- Así de importante...
- Te has considerado a vos mismo así de importante alguna vez? - hago una pausa para que medite y continúo - Vos no caminas, te desplazas como flotando, sin ver tus pies
- Así me sentía a veces al consumir cocaína, me sentía flotar libremente, y con la capacidad de poder ir a donde quisiera.
- Esas puertas que van apareciendo
- Son como las oportunidades que se me presentaron en la vida. Estaban allí y se abrían al momento que yo llegaba
- Con esfuerzo de tu parte
- Sí, eran bastante pesadas
- Y tenían espejos. Que imagen reflejaban estos espejos?
- Creo que era mi propia imagen, estaba solo en ese pasillo. Aunque no recuerdo haberme visto reflejado - duda un poco - Sí, no creo haber visto mi imagen reflejada. Los espejos no me reflejaban, como si yo fuese transparente
- Eras transparente?
- Para los espejos sí, para el resto no, si me saludaron en la puerta y todo eso.
- Pero en el pasillo vos no te ves reflejado. Estas seguro que eras vos el del pasillo? O era otro el que empujaba las puertas?

- Era yo, de eso estoy seguro
- Y por que no te identificas a vos mismo en el espejo? - espero unos segundos a que relexione sobre lo que acabo de decirle y retomo - ya hablaremos en detalle sobre los espejos. Finalmente llegas a un salón grande. Quiero que trabajemos hoy solo hasta este punto. Tu sueño es muy rico en detalles y no quisiera que se nos pasen por alto algunos de ellos, analicemos hoy hasta acá. Dejemos todo lo demás para futuras sesiones.

Conversamos por una media hora más sobre los detalles del sueño y su relación con como se había desenvuelto hasta entonces en la vida. Su desarrollo profesional, su adicción al trabajo, sus ansias de triunfar, de imponerse sobre los demás, de ser ese playboy con autos lujosos y recibimientos dignos de un rey. De su necesidad de consumir cocaína para poder ir a donde quisiese. De que no se identificaba a si mismo frente a las puertas espejadas. Muchos detalles.

Fue una sesión alentadora. Le pedí que reflexionara sobre los detalles que habíamos analizado hasta alli y me despedí de él finalizando la sesión.

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